Montañas nevadas

Montañas nevadas

Martes, 28 de enero de 2025. Desde mi ventana, hoy veo las montañas nevadas. No son las de la foto, por supuesto. Supongo que esas son las montañas rocosas, al menos a mi me recuerdan a mi visita por la Columbia Británica, en Canadá. A menos de 15 km de casa, hoy hay nieve. Aquí cayeron unos copos, quizá aventureros, que se dejaron llevar por el viento más allá de donde les correspondía estar. No duraron mucho. No cuajó. En las montañas, sí. Y si hacemos caso al refrán, año de nieves, año de bienes. Es posible que por eso, contemplar la nieve aunque sea a distancia, me guste y por ello me he pasado un buen rato esta mañana mirando el panorama desde mi ventana. Con la calefacción quitada, por supuesto, que no se trata de gastar por gastar. Es uno de los privilegios de no tener que ir a la oficina. Desde casa puedo dedicarle unos minutos de mi tiempo simplemente a mirar más allá, a un horizonte cercano donde hoy hay nieve. Porque, es posible que la vida sea eso, ser capaces de contemplar el horizonte sin cargo de conciencia por todo lo que nos espera en la agenda. Sin pensamientos que nos atosiguen. Solo estar ahí, presentes, observando las montañas nevadas. Ya llegará el rato de vernos enredados por la actualidad, por la vorágine de actividad para sentir que nuestros días tienen sentido, son importantes, valen para algo más que rellenar hojas de un calendario vital.

La nieve tampoco vuelve hacia arriba

Me permito la licencia de parafrasear a Pedro Guerra con su «la lluvia nunca vuelve hacia arriba». La vida no tiene botón de marcha atrás. El que la inventó sabrá por qué. Lo cierto es que molaría tener esa opción. Observar una decisión equivocada y tener la oportunidad de deshacerla, de no tomarla. Porque a toro pasado es muy fácil ver los errores y pensar que podías haberlo hecho de otro modo. Sin embargo no, la nieve no vuelve hacia arriba, no hay botón para rebobinar. Si decidiste algo, es porque en ese momento creíste que era lo mejor. Y no estarías aquí si no lo hubieras hecho. Hoy, cuando te has levantado de la cama, puede que actuaras como un autómata, o bien fueras consciente de que querías levantarte. Sí, a pesar de lo que piensen los dormilones, hay gente que le gusta madrugar por iniciativa propia, sin seguir las pautas de los relojes. Y eso nos da una pista, una lección si lo quieres llamar así. Eres responsable de tus decisiones, no cargues con ellas. Puedes responsabilizarte de lo decidido, de hecho es lo más conveniente, pero… pero… no cargues con ellas. Las mujeres tendemos a hacerlo más que los hombres. Ayer, por ejemplo, antes de dormir, mi cabeza decidió echar la vista atrás y traer al presente todos los momentos en que me equivoqué pensando que había tomado la mejor decisión. Ya son unos cuantos. Hasta sentí angustia en el pecho por ello. Esta vez, decidí no reprimirlo. No se trata de aferrarme a esas emociones que surgían, sino de contemplarlas y vivirlas para después dejarlas marchar. Diría que volver la vista atrás es algo muy propio de las mujeres. Nuestra memoria es ilimitada en ese aspecto. Y creo que ese es uno de los motivos por los cuales en los cursos de crecimiento personal, hay más mujeres que hombres, es parte de nuestra sensibilidad. Una respuesta lógica a lo que ocurrió es que en mis sueños han aparecido personas que hace mucho que ya no están en mi vida. Los sueños son el gran baúl de las oportunidades pendientes. Pueden darnos la solución a un enigma. No recuerdo qué científico fue que hizo el descubrimiento de su vida porque soñó con ello. Descubrió la fórmula de una partícula después de quedarse dormido a la orilla de la chimenea. A los escritores más de una vez, la inspiración nos ha venido en un sueño para solucionar una escena, hacer una portada o el título de un libro. Lo que conlleva despertarse, saltar de la cama y apuntarlo antes de que se te olvide. Las parejas de los creativos saben de lo que hablo, te llevas un susto y te quedas solo en el colchón porque la inspiración no tiene botón de apagado ni horario de oficina. Y si eres capaz de tener sueños lúcidos, además de tener respuestas inesperadas, podrás decidir dentro del sueño lo que hacer, moverte por el espacio tiempo de otra manera. Ya, ya sé que suena a algo mágico extraño. Sin embargo, si otros han podido hacerlo ¿por qué tú no? Se me ocurre que eso sería provocar un shock a los que creen que dormir es una pérdida de tiempo. Para mí, no lo es. Y no tiene nada que ver con la pereza, no se trata de dormir 20h y no acordarte de nada, no voy por ahí. Se trata de tener sueños de calidad, de descanso para el cuerpo y para el alma, dejando de tener a nuestra mente como la enemiga que nos han vendido. Va por libre a veces, sí. Pero es una gran herramienta, tanto que la tecnología, que la ciencia, intenta una y otra vez ser capaces de reproducirla.

La nieve tiene una luz especial

Me gusta la nieve. No tengo ni idea de esquiar y la última vez que lo intenté, mi rodilla no quiso hacerlo más. A veces el cuerpo no acompaña. Hay personas a las que les encanta pasear por las montañas. Que se ponen a andar por el bosque y les da igual que vayan hacia arriba o hacia abajo, con piedras, matorrales o caminos que crearon otros pies, otras patas. Para mi, no es lo más indicado. Que me gusta descubrir sitios nuevos, no hay duda, y si se puede llegar a ellos motorizada, sin ser una mala copia del último superviviente, mejor. Que sí, que entiendo la mística de salir a la naturaleza, perderse para conectar con la energía primigenia, que es saludable y que ayuda el cansancio físico a calmar la mente. La teoría me la sé. Y sí, conozco las técnicas vibracionales para alterar la conciencia, para desatar nudos emocionales. Si todo eso lo conozco y entiendo que sean herramientas estupendas en cursillos, talleres o intensivos. He participado en ellos en multitud de ocasiones. En la actualidad, prefiero hacer esas cosas de otro modo. No es ni mejor ni peor, es otro estilo, otro camino. Puedo contemplar la nieve desde la distancia de mi ventana. Observar su luz especial. Porque la tiene y si estás en medio de ella, a lo mejor no la ves o te deslumbra y te hace cerrar los ojos. La nieve refleja la luz, aumenta la claridad, tanto que cambian los colores. Si cierras los ojos y dejas que el sol te acaricie los párpados, llegará un momento en que no veas en negro sino en rojo. ¿Qué ocurre después? Que si los abres, todo a tu alrededor tendrá una tonalidad azulada. Tardarás unos instantes en que tu vista se acople y vuelvas a la normalidad. Si miras una luz blanca un cierto tiempo y después cierras los ojos, verás chispas de luz más o menos grandes. Hasta con los ojos abiertos podrás ver formas geométricas de colores, una forma bonita de decir un punto gordo en tu visión que puede ser amarillo, rojo, violeta, azul o verde. Las ondas de color se descomponen como en un arcoíris y tardan más o menos en difuminarse. Seguro que los de ciencias explicarían ese fenómeno mejor que yo. Vuelvo a la nieve. No es que tenga una luz propia, sino que refleja los rayos del sol. Digamos que actúa como un espejo. Le devuelve la intensidad al sol, tanto, que puede llegar a derretirse por querer más de la que puede contener. Es una buena metáfora para nuestra vida. Reflejamos lo que recibimos. Lo que significa que también los demás reflejan lo que reciben de nosotros. Es pura lógica. Si tratas a alguien a la defensiva, él también se pondrá a la defensiva. Si tratas a alguien con respeto, en la mayoría de los casos, te tratarán así. Puedes encontrarte con algún cretino impresentable, de todo hay. Eres la media de las cinco personas que más tratas. Si te rodeas de amantes de la fotografía, terminarás amando la fotografía. Si te rodeas de escritores, terminarás escribiendo. Si te rodeas de gente que busca la sabiduría, terminarás buscándola. Si te rodeas de gente preocupada por el dinero, con ansiedad por su escasez, acabarás igual. Lo que nos lleva a otra premisa: Si te tratan como si fueras un trapo, es momento de revisar cómo te tratas tú. Porque la respuesta, tu verdad está en ti, lo siento por los fans de Expediente X que la buscan ahí fuera. Y, si has empezado a silbar la musiquita, no eres el único 😉 Los demás son reflejo de lo que tienes (¿Tienes, debes o quieres? Son verbos muy diferentes) que revisar en tí. Porque todo esto, toda tu vida va de ti, no de los demás. Esta es tu película, tu experiencia. Cada uno tenemos la nuestra. Asi que, piensa bien lo que quieres atraer, que no tiene por qué completarte. No estás hecho a medias. Eres completo, no hay fuera medias naranjas, ni medias peras, ni medios limones. Tienes valor por tí mismo, hagas muchísimas cosas o estés contemplando las montañas nevadas.

Si te resuena y te atreves, te leo en comentarios. Que pases una fantástica semana, la última del mes de enero. El tiempo vuela.

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