La ITV

La ITV

Martes, 31 de diciembre de 2024. No sé cómo será en otros países pero aquí, en España, cuando se cumplen los cuatro años de matriculación de un vehículo, hay que hacerle la Inspección Técnica de Vehículos, más conocida como pasar la ITV. La primera vez que lo llevas fuera del taller oficial o del que más confianza te de, para que un mecánico autorizado por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana te diga que puedes, o no, ir por las carreteras sin que tu coche sea un peligro para los demás. El caso es que, legalmente, si no la pasas, el vehículo no puede circular. De hecho, si te fijas un poco en los papeles del coche, la primera inspección la hacen para matricularlo.

Para la mayoría de los conductores además de un trámite obligatorio, es un mal trago. Si nunca te has visto en la tesitura, es como un examen que te pone de los nervios, como si te para la Guardia Civil o la policía de turno. Si eres un conductor prudente, aunque no tengas ni idea de mecánica, revisarás los neumáticos, el aceite y esas cosas de manera periódica. Lo habitual es que cuando notas algo raro en el coche, lo lleves al mecánico y te vayas. Lo dejas allí y ya te llamarán cuando esté arreglado. Aquí no. Déjame que te sitúe un poco en esa nueva experiencia: Llegas a recepción y entregas los papeles. Depende del sitio, tendrás que aparcar e ir a la caseta o bien, podrás entregarlos sin bajarte del coche. Te dicen el número por el que vas a acceder. Una vez más, depende del lugar donde la pases tendrás más o menos tiempo de espera. En algunos casos puedes pedir cita por internet, los precios pueden tener descuento por eso y por las horas “bajas” de afluencia. El descuento puede ser interesante, pero en diesel es raro bajar de los 45€, ya te aviso. Cuando te llega el turno, te van haciendo pruebas al coche, contigo en él. De hecho te van indicando lo que hacer: abra el capó, bájese del coche para la prueba de gases, la electrónica, luces de posición, cruces largas, intermitente, los cuatro, limpias, con agua, claxon… En la mayoría de los casos, los mecánicos son profesionales serios, que realizan su trabajo conforme al manual del ministerio. Siempre hay leyendas sobre un técnico que, en modo tiquismiquis, no ha dado el ok a ningún coche. Supongo que todos hemos tenido alguna experiencia negativa y tratamos de justificar como se nos ocurre el “desfavorable”. No voy a entrar en juicios, porque cada uno conoce las circunstancias que le envuelven y todos podemos tener un mal día. Lo dicho, revisan todo, neumáticos, frenos, dirección, mecánica, motor, hasta los cinturones de seguridad. Todo para que sea seguro para ti y para los que te rodean circular. Es por la seguridad, sin embargo, como no estás habituado, la sensación es como si fueras un delincuente, como si tu futuro al volante dependiera de que otro encuentre algo que tú ni sabías que existía. 

Si pasas la ITV, te darán los papeles y la pegatina para que la pongas en el parabrisas delantero. Es obligatorio llevarla y también es un indicativo de que tu coche ya no es tan nuevo. Puede que tenga pocos kilómetros, sin embargo, si la lleva, mínimo ya tiene 4 años. En muchos casos, la garantía ya se ha cumplido. El olor a nuevo característico ha pasado a ser un recuerdo y ahora tu coche huele a vida, a tu ambientador favorito, al producto de limpieza que usas para el salpicadero, o a una mezcla de chuches y empanada, si eres de los que viajan y comes en el coche. El coche ya tiene experiencia vital, ya ha pasado por diferentes circunstancias, para bien y para mal. Y puede estar impecable por fuera, pasarlo por el túnel de lavado cada semana y no tener ni un arañazo (algo muy raro en 4 años, pero puede pasar). Sin embargo, en el interior se nota. El roce en los asientos, se nota.

¿Cómo es que hablo de la ITV el último día del año? Porque no creo en casualidades. Y me resulta llamativo el paralelismo. Me ha tocado pasar la revisión a finales de año, como si revisar fuera un paso para cerrar el año viejo y adentrarme en el nuevo año en las mejores condiciones. ¿Somos tan exhaustivos como los mecánicos oficiales a la hora de revisarnos? No lo sé. Los seres humanos no llevamos pegatina que diga que estamos ok para caminar por la vida. Cuando trabajas, en las empresas más o menos grandes te hacen el reconocimiento médico, básico en la mayoría de los casos. Pero nada nos obliga a hacernos chequeos cuando eres adulto. Con los niños y los ancianos sí, aunque solo sea para estar al día en las vacunas los primeros y renovar la receta crónica de la tensión los segundos. Salud física y psíquica, emocional. ¿Estamos preparados para pasar al 2025? Y no me refiero a si tienes algo rojo, las uvas, la cena, o lo que tengas por costumbre. ¿Has revisado tu mochila personal? Tú decides los parámetros de tu ITV vital. De lo que encuentres saldrán tus propósitos para el nuevo año. Y no, no se trata de aprender inglés, apuntarse al gimnasio, bajar de peso… Esos propósitos, aunque están muy bien, son externos, no creo que te duren mucho. Me refiero a que tu vida sea acorde, coherente, con tus valores vitales, con lo que te resuena, con lo que vibra contigo. Si de ellos surge que aprendas otro idioma, hagas deporte o cuides tu cuerpo, saldrá porque es importante para ti, no solo un medio, y lo mantendrás en el tiempo, se convertirá en un hábito, que llevará esfuerzo, pero que agradecerás. 

Y sí, claro que te da tiempo antes de las campanadas. ¿Sabes por qué? Cada día es un final y un comienzo. El final de un año es un acuerdo social. Para otras culturas, los años terminan en otra fecha. En septiembre ya te comenté que tu año puede iniciarse en tu cumpleaños. Claro que puedes aprovechar la energía que se mueve cuando tantas personas hacen lo mismo al mismo tiempo, pero eso no significa que pierdas una oportunidad y no puedas hacerlo hasta el año siguiente. No está en tu contra, sino a tu favor. No te lamentes porque has tenido tantas cosas urgentes o importantes (no son lo mismo, que quede claro) por hacer que no has podido tomarte un tiempo en soledad para sentarte a escribir tu balance y planificar lo que quieres para el nuevo año. Aquí hago un inciso. Escribir, papel y boli, por favor. Nada de notas de audio. Reconozco que cada día aguanto menos los audios de WhatsApp, ni a velocidad 2. ¿Por qué? Porque para escucharlos, me toca ponerme los cascos o se entera todo el mundo a mi alrededor de las movidas. Y si estoy de viaje o acompañada, ponerme los cascos no siempre es viable. Escribir te permite reflexionar y estar concentrado. No hay nada que me moleste más que escuchar un audio al tiempo que oigo las motos de fondo, o los bostezos de mi interlocutor. Colega, un poco de respeto. Si crees que lo que me ibas a contar es importante, se coherente y no te pongas a hablar con otra persona por mucho que sea tu turno en la pescadería. No me hagas perder el tiempo porque tendré que oírlo varias veces para enterarme de lo que quieres contarme.

Cierro el inciso y vuelvo a las revisiones. Las empresas revisan sus planes de negocio, a corto, a medio y a largo plazo. Cuando realizas acciones de marketing, lo primero que te enseñan son las métricas, las herramientas para medir el resultado de tus acciones. ¿Por qué no vas a tener la opción de hacerlo en tu vida personal? Hay personas que hacen un balance del día antes de acostarse. Revisan lo que han hecho y planean lo que quieren al día siguiente. Asi aprenden siempre, saben en lo que fallan y pueden cambiar la perspectiva. Entiendo que es algo metódico y tenaz. Sin embargo, puedes hacerlo cuando tú decidas y estará bien. Si escribes, repito, con calma tu balance vital, te mostrará con claridad la respuesta a tres preguntas:

  • ¿Qué has dejado de hacer?
  • ¿Qué has seguido haciendo?
  • ¿Qué has comenzado a hacer? 

No tengas ni miedo ni prisa para dar tu respuesta. Es algo para ti, no tienes que compartirlo con nadie. Nadie te va a juzgar, salvo tú mismo y todo lo que encuentres tiene solución. Calma para ver dónde estás en tu proceso vital. Esa respuesta te dirá dónde te encuentras con respecto hacia dónde quieres dirigirte en la vida. Lo conseguido y lo que te falta. Si algo no te da el resultado esperado, puedes cambiarlo. Tú decides. Y, una cosa más antes de acabar. No te olvides de dar gracias. Por lo bueno y por lo que no parecía tan bueno pero te ha dado otros puntos de vista, otras oportunidades, otra fortaleza y otra seguridad de que, si no sabes lo que quieres, al menos sabes lo que no quieres en tu vida, te ha alejado de un daño mayor. Se puede agradecer hasta el desfavorable de la ITV porque puede evitarte una consecuencia peor, si detectan un fallo en los neumáticos del que no eras consciente. 

Esa es mi propuesta para este último día del año. Tómate un tiempo para revisar tu vida y cerrar capítulos, no dejar cabos sueltos aligera mucho la mochila. Algo acaba y algo empieza. Por supuesto, si te resuena y te atreves. Que tengas una feliz salida y una feliz entrada a 2025 y que pases una fantástica semana.

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