Martes, 22 de Octubre de 2024. Hoy quiero hablar de los comentarios negativos en las redes sociales y en la vida. Si te interesa el tema, quédate. ¿A qué viene que me fije en estas cosas? Bueno, creo que todos nos hemos visto en esta tesitura alguna vez. Si te has ilusionado con algo, sea lo que sea, siempre aparece el típico personaje que le resta importancia con frases estilo: «No es para tanto«, «Menuda tontería«, «No pierdas el tiempo«. ¿Te aportan algo? No, de hecho diría que te caen como un jarro de agua fría. No hay nada peor que tú estés ilusionada con un proyecto y te encuentres en tu entorno la indiferencia, o peor aun, que estén más pendientes de la pantalla, ya sea del móvil o de la televisión, que de lo que les estás contando. Llegará un momento que visto el desinterés prefieras no comentarlo, y sí, entonces te llegarán los mismos que te ignoraron diciendo «¡es que no me cuentas nada!» Pero ¡¿Cómo te voy a contar algo si en situaciones anteriores me has ignorado?! Recuerdo que hace un tiempo en el curso de preparto, la persona que nos lo daba dijo una frase que casi podría ser profética: «acostumbrad a los bebés a los abrazos… porque si no lo hacéis, luego no les pidáis uno cuando sean adolescentes«. Y es así, no solo con los los bebés.
Pena por tu entorno, querido hater
Las redes sociales sacan lo mejor y lo peor de cada uno. Quizá por el aburrimiento o por el anonimato. Me llama la atención, por ejemplo, los videos. Todos hemos dejado pasar el tiempo viendo alguno. A veces de perritos, otros de creadores de contenido variado. No importa. El caso es me sorprende cuando hay comentarios negativos que tienen poco o nada que ver con el contenido. Insultos o burlas sobre el aspecto de quien graba el vídeo. ¿Qué es lo que ganan? A mi no me sale, si veo un vídeo que no me gusta o que me parece absurdo, paso al siguiente y ya está. No me pongo a insultar a la persona que lo ha hecho ese contenido. Por ejemplo, soy aficionada al deporte y a veces veo vídeos de creadores de contenido que son de un equipo que no es al que sigo. Cuando se trata de deporte, respondemos con la parte emocional de nuestro cerebro, no con la parte racional, la mayoría de los casos. En la misma jugada, verás cosas diferentes, le darás la importancia a lo que más beneficie a tu equipo. Puede que con la intensidad del momento reacciones, pero ¿en un vídeo de un análisis, insultar con un «hdp» o «gili…» a la persona que lo está haciendo, que está dando su opinión? Comprendo que la sociedad actual se mueve entre la frustración y el modo «ofendidito» pero llega un momento en que tendríamos que hacérnoslo mirar. Demasiado cianuro en el ambiente. Y es triste porque las mismas personas que vomitan esos comentarios negativos, ofensivos, tienen un entorno que a lo mejor no saben que son así. Puede que se sientan los mejores por burlarse del aspecto de los demás, por las imperfecciones que todos tenemos, sin embargo no conocen el valor que hay que tener para ponerse delante de una cámara y es posible que si recibiera esos comentarios responderían con rabia o con ira. Si tienes una opinión diferente, puedes debatir y no habrá vencedores ni vencidos, solo opiniones diferentes. Y si no te gusta un contenido, no lo veas. Nada ni nadie te obliga. No tienes que dejar tu marca venenosa. Hacerlo es igual de absurdo que poner tu nombre en un monumento histórico. No tiene sentido ni siendo adolescente, es hacer daño de forma gratuita. Además, no te creas que los que reciben ese comentario se van a ofender o se van a poner a llorar. Habrá un porcentaje que por falta de confianza o de seguridad en sí mismos sí que les pueda afectar. Si llevan un tiempo creando contenido, estarán acostumbrados y a pesar de tus ladridos o rebuznos, seguirán a lo suyo, no les afecta, como mucho pensarán que tu vida es lo que reflejas. Algunos te bloquearán y otros te agradecerán el tiempo que te has dedicado a escribir porque es tiempo que cuenta para el algoritmo de la red y les hace que se visualice más. No solo no consigues que dejen de hacer contenido, sino que le abres la posibilidad de que les conozca más gente y tengan más repercusión.
Se te ve el plumero, majete
Otro fenómeno que me llama la atención son las reseñas negativas, de tiendas, de productos, o de hostelería. Algunas son de clientes reales, otras sin embargo son de la competencia. Por cada comentario negativo, se requieren mínimo 5 comentarios positivos. Dejar comentarios es algo muy valorado, en muchos casos son referencias para futuros clientes. Si tu experiencia ha sido mala, es lícito que dejes constancia. Igual que si has tenido una experiencia favorable. Sirve para que otros decidan. Si estás pensando comer en un restaurante, cada vez más lo habitual es buscarlo en Google, en Tripadvisor o en otra web parecida y ver las opiniones. Puedes ver fotos, la experiencia de otros y eso te ayuda a decidir. Sin embargo, están los comentarios engañosos. Tuve la experiencia hace unos años. Un restaurante de unos padres del colegio de mi hijo recibieron varias críticas negativas y que no eran veraces. He comido varias veces allí y puedo asegurar que no eran reales. «Clientes» sin otras reseñas en otros sitios que ponían fatal el establecimiento. Los dueños nos contaron con tristeza que habían bajado en el ranking y que lo habían notado en afluencia de público, de nuevos clientes. Un trabajo de años, una reputación conseguida a base de esfuerzo, de tesón y de buen hacer por los suelos por competencia desleal. ¿Qué hacer en estos casos? No sé si se pueden emprender acciones legales a través de la IP, me da que no pero lo ignoro. En el día a día, solo se puede seguir trabajando lo mejor posible y solicitar a los habituales que cuenten su experiencia positiva. En mi caso, si voy a un sitio y me gusta, es muy probable que deje una reseña. Si la experiencia ha sido mala, seguramente no, salvo que haya sido tan catastrófica que lo ponga para que otros no la sufran. Lo que no se me ocurriría en la vida es poner comentarios negativos a mi competencia. Eso dice mucho de la persona que eres. Cuando estoy buscando un establecimiento, sí, miro las reseñas y si veo varias negativas, a veces miro si quien la pone tiene mas reseñas o es la primera. Si solo tiene una, la suelo ignorar y no afecta a mi decisión.
Decide lo que quieres hacer con las circunstancias
Son nuestras decisiones y no nuestras habilidades las que definen lo que somos. De ahí la importancia de estar enfocados en las oportunidades, no tanto en los errores cometidos en el pasado y tener muy claro que si nos caemos, no iremos más allá del suelo. Podemos acertar o no en nuestras decisiones, es algo humano. Somos mortales, imperfectos, podemos equivocarnos. No pasa nada. En la mayoría de los casos tendremos otra oportunidad para rectificar, para aprender. ¿Qué hago cuando recibo comentarios negativos en lo que hago? He ganado experiencia con el tiempo. Reconozco que alguno me dolió, sobre todo si lo hacían personas que eran importantes para mi. No hace falta decir que en algunos casos, dejaron de ser personas importantes si los comentarios negativos fueron repetitivos y no me aportaban. Como dice Walter Riso: si no te aporta, te aparta así que, empaca y vete. Cuando algo me duele es una llamada de atención para revisar lo que ocurre. Al igual que si algo me duele en el cuerpo. Si alguien me ofende o me desagrada, es muy posible que me esté diciendo algo de mi más que de él. Porque las personas no son como las percibimos. Todo lo observamos desde nuestras propias circunstancias vitales.
Vuelvo a lo que hago con los comentarios. Si son insultos, son niebla, entiendo que son regalos que no quiero y se los queda quien los dijo. Dice más de ellos que de mi. Si no aportan nada pero puedo darles otro enfoque que sirva a las personas que me leen, lo que otros llaman las comunidades propias, intento aportar algo de valor con una contestación. Siempre más enfocada en las otras personas que me leen que en quien hace el comentario. Si son críticas negativas y tienen respeto y argumento, aprendo y los agradezco por hacerme ver otra perspectiva. Son valiosos para mi enfoque. Me aportan. Eso es lo que decido. Como cuando abro la puerta de mi casa a una visita, siempre tengo la opción de interactuar, invitarles a pasar o cerrar la puerta. Tengo la capacidad de decidir y me siento muy libre de hacerlo. Hasta guardar silencio es una decisión.
¿Y tú? ¿Qué haces con los comentarios negativos? Si te resuena y te atreves, te leo. Que tengas una fantástica semana.
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