Las grandes superficies también cierran

Las grandes superficies también cierran

Martes, 4 de febrero de 2025. El sábado pasé con el coche por delante de un gran centro comercial cerrado desde 2019 para reformarlo. No sé qué es lo que falló para que no hubiera reapertura tras la pandemia de 2020. Puede que fuera un fiasco porque lo hicieron en una zona donde se iban a construir un montón de bloques de pisos, que al final no se hicieron. Llama la atención porque es un centro de una de las grandes marcas, de un gigante. Desde que abrió sus puertas en 2007, estuve en él un par de veces. Lo cierto es que está en mitad de ninguna parte, pero tiene población cerca para que tuviera éxito como negocio. No tuve la sensación de que fuera rentable, que hubiera despegado para ser un lugar de referencia. En la actualidad creo que en su terreno hay una especie de parque de aventuras con un circuito de Karts, se ve desde la autopista, y poco más. El edificio, por no llamarlo mole, de cristal está vacío, con las puertas cerradas. En en antiguo aparcamiento ahora hay una multitud de plantas silvestres que campan a sus anchas sin que las ruedas de los coches en su fluir constante las pisoteen.

¿Dónde se fueron los clientes?

Del pequeño comercio de barrio, el local de toda la vida, se pasó a las grandes superficies y ahora muchos de ellos están detrás de una pantalla. Y no es que unos se quedaran sin nadie. Digamos que se ha ido diversificando, abriendo las posibilidades. Antes la clientela necesitaba tocar el producto, la afluencia de público, el trasiego por los pasillos. Ahora, los buscadores virtuales echan humo. Si no te gusta o no te queda bien, ya lo devolverás. No es ni bueno ni malo. El avance de la tecnología lo permite, igual que se pueden realizar trámites burocráticos de forma digital. El mercado ha cambiado y eso ha supuesto que grandes marcas hayan tenido que renovarse para no morir. Venden más online que en tiendas físicas. Ya no hay tantas tiendas. Sospecho que desde el COVID los tiempos se han acelerado. Eso no significa que los centros comerciales tengan los días contados, aunque sí que requieren algo distinto. Porque de un tiempo a esta parte, son iguales. Viajas de Madrid a Sevilla por ejemplo, o a Vitoria o a Coruña, y en los centros comerciales vas a ver las mismas tiendas, las mismas ofertas en restauración, en un porcentaje muy alto. Algunos hasta repiten el nombre. Nada les diferencia. Algo muy cómodo para unos consumidores, sin embargo monótono para otros. Lo de siempre cansa. Nos movemos por lo que nos motiva, nos aleja del aburrimiento. Y con el ocio pasa más o menos lo mismo. Algo habitual es que las grandes superficies contaran con un multicines. Hace meses que no piso uno. La cartelera no me atrae en absoluto. No sé si es por la huelga de guionista pasada, o por lo que ocurrió en la pandemia, pero prefiero las plataformas de mi pantalla a las salas de multicines. El precio de las entradas y el gasto de tiempo en desplazamientos, no me compensa. Sí, es cierto que a veces puedes pasarte 20 minutos para elegir lo que ver y como tengas varias, la elección es complicada. Sin embargo, lo haces desde la comodidad del sofá, sin más compañía que los que viven contigo.

¿Nos volvemos asociales?

Creo que se trata más de ser selectivo. Los paradigmas cambian no por el convencimiento, sino por el fallecimiento de sus defensores. Lo que estaba bien en otras épocas, ahora es implanteable. ¿Te apetece ver una película con 500 personas a tu lado? Perfecto, es respetable. En mi caso, hay veces que me gusta estar sin los cuchicheos o las carcajadas sonoras, el mascar chicle con la boca abierta para que se entere toda la sala, los bostezos o el sonido de las palomitas. Sí, en el cine tienes la certeza de que ves la película, en casa, puedes tener varias pantallas a la vez y comprobar que no te engancha ninguna de ellas. Hay películas que me apetece verlas en pantalla grande, otras prefiero la comodidad de mi hogar. Todas las opciones son respetables. A veces tengo la sensación de que hay mas gente que antes. No sé si es que todos vamos a los mismos sitios, pero percibo masificación. Y respeto a los que quieren imitar a las sardinas en lata dentro de los restaurantes, de los bares, o de los centros comerciales. Si les gusta, genial. Sin embargo, estar sin espacio personal a mi me agobia. No me verás en las rebajas ni en sitios supermasificados. Alguna vez hasta me he dado la vuelta al ver la riada de gente. No sé, lo veo como los atascos en la carretera o la espera de las atracciones de los parques temáticos, si puedo evitarlos mejor que mejor. Si no puedo evitarlo, resignación pues no queda otra. Estoy segura que los que quieren hacer cima en el Everest tienen que aceptar que no son los únicos y esperar que llegue su turno. Hace poco ví un vídeo de una persona que ofrecía el truco de los españoles. Me quedé viéndolo porque me llamaba la atención a lo que se refería con «truco». Resulta que estaba en un sitio muy bonito y que las guías recomendaban que se fuera temprano para evitar afluencias. Como cuando nieva y los aparcamientos de la sierra se llenan a las 8:35 hasta estar completos. Bien, el chico que hacía el vídeo decía que el truco de los españoles era ir tarde, no madrugar. Los extranjeros iban todos temprano porque hacían caso a las recomendaciones. Los españoles iban a las cuatro de la tarde, cuando no había nadie. No sé si eso es algo propio de los españoles. Supongo que depende del lugar que quieras visitar. En otro tiempo, las cuatro de la tarde era la hora ideal para ir a los supermercados porque era hora de afluencia muy baja y podías recorrer los pasillos sin chocarte con otros tres. La distancia en la pandemia creo que ha hecho que ya no sea tan habitual, no lo sé me gusta la tranquilidad de las horas de poca afluencia. Quien sabe, a lo mejor dentro de unos años todo está digitalizado y la masificación dependerá del ancho de banda. ¿Quién esperaba ver el cierre de algunas grandes marcas o grandes superficies por el cambio de tendencia en las compras? Hay público para todas las opciones.

Lo importante es poder elegir la opción que más va contigo. De eso va la libertad. Tú decides y eres responsable de tus decisiones. Y si hay saturación, tarde o temprano el mercado se regula. Si hay demasiados centros comerciales, es posible que algunos no sean rentables y terminen cerrando. Sí, es un drama para los que pierden su empleo, como lo fue para las pequeñas tiendas que tuvieron que cerrar en su momento. Cuando una sociedad está en su punto culminante es cuando empieza su decadencia, su declive, su ocaso. Eso ocurre desde que el mundo es mundo. Estamos en una espiral de cambio constante, seamos conscientes o nos dejemos llevar por las masas.

Si te resuena y te atreves, te leo en comentarios. Que pases una fantástica semana.

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