Martes, 7 de enero de 2025. Tengo la extraña sensación de que ya he hablado de las ilusiones en el blog. Sin embargo, creo que es bueno empezar el año 2025 con algo ilusionante, aunque sea algo tan sencillo como comerse las 12 uvas en las campanadas sin empezar en los cuartos. Para muchos, hoy termina la Navidad. Es el día de recoger, desmontar el árbol y el belén, devolverlo a la caja hasta la próxima y comenzar una dieta detox después de los abusos de estas fiestas. En más de un estómago, los langostinos siguen de fiesta con el jamón y el cordero, el cochinillo, la merluza y el besugo siguen en su proceso de digestión. Es un poco exagerado, lo sé, nuestros estómagos no son sacos sin fondo, pero la sensación de este último día de vacaciones es que no cabe nada más.
¿En qué proyectos te ilusionas?
El miércoles día 1, recibí esa pregunta en un mensaje de un buen amigo. Y llevo desde entonces con ella en la cabeza. Hasta el punto que creo que la voy a poner en un cartelito al lado del ordenador. Para los católicos, 2025 es el jubileo de la esperanza. Casualidades o no, he empezado este año escuchando a mi alrededor esas dos palabra: ilusión y esperanza. Tranquilos, no voy a marcarme una historia sobre su etimología. Eso se lo dejo a los expertos. Pero creo que ambos conceptos pueden, y de hecho van, ir de la mano. Ilusión y esperanza, en lo pequeño y en lo grande. En lo micro y en lo macro si prefieres el lenguaje económico o científico. Es lo propio de estas fechas. Ya vendrá la tía María Jesús (me permito la licencia de modernizar la versión del tío Paco) con las «rebajas». Tú puedes ilusionarte, y mucho, con un proyecto que ya llegará Hacienda, o la burocracia administrativa, para quitarte las ganas. Y ahí lo dejo que no quiero ponerme a hablar de política, que es lo que menos me ilusiona en los últimos meses. Quiero darle un tono de ilusión y de esperanza al texto de hoy, veremos si lo consigo. Al menos, si te hace pensar un poco la pregunta en negrita, me vale. La repito para no desviarme «¿En qué proyectos te ilusionas?«. Piénsalo todo lo que quieras. Es lo bueno de la lectura, la haces a tu tiempo, que puede ser muy distinto al mío. Puedes leer mientras yo ya estoy en otras cosas. Pero, mientras lees, estamos compartiendo un momento, te acompaño en el desayuno, o en el trayecto en tren o en lo que quiera que estés haciendo. No me desvío.
Estás a tiempo de ilusionarte. Si estás vivo, puedes hacerlo. Una vez más, vuelvo al tema de la decisión. Y en este caso, entremezclado con los propósitos de Nuevo Año, de los que sé que he hablado, de hecho en el post de la semana pasada, al hacer el balance que me proponía pasar la ITV. Bien, permíteme que te pregunte: ¿Qué te ilusiona? No hay respuestas incorrectas. Si tu ilusión es el fútbol o el baloncesto, por poner un ejemplo, te puede ilusionar la temporada de tu equipo. No tengo estadísticas, pero seguro que un gran porcentaje de vídeos que se consumen en internet son deportivos. Hay muchísimos creadores de contenido que viven de ello. A lo mejor tú eres uno de ellos o el proyecto que te ilusiona es crear tu propio canal de youtube. ¿Por qué no? O dedicarte a facilitar talleres de un hobby que te apasiona, hacer punto, cerámica, quesos veganos o figuritas de papel. Repito, está bien. O puedes tener la ilusión de tener una mascota. En eso, recuerda que los animales no son cosas, son seres vivos que requieren sus cuidados. Nada de juguetes rotos o abandonados cuando crecen o te aburres de ellos. No se lo merecen. Pero, está comprobado que son un gran apoyo para personas que tengan ansiedad o depresión. Te puedes ilusionar con aprender técnicas de adiestramiento, descubrir sitios juntos donde pasear. Hay miles de opciones para encontrar un poco de ilusión que haga que te muevas del sofá. Hasta el hecho de pensar qué te ilusiona. La respuesta te puede venir de fuera, sin embargo, es importante que te resuene dentro. Y repito, no hay nada incorrecto, siempre que no hagas daño a los demás, nada de provocar incendios, accidentes o asesinar a alguien. Si tu ilusión es poner el coche a 300 kms/h, alquila un circuito y da todas las vueltas que te permita el precio del carburante.
La ilusión, aunque puede tener su detonante fuera de ti, es una llama que solo tú puedes mantener. Y eso es algo muy importante. Porque, sin importar el proyecto que sea, depende de ti. No se trata de no ver las dificultades, para nada. Si te ilusiona escalar el Everest, ya puedes ponerte a entrenar, salvo que seas un científico que esté trabajando en el teletransporte, o tengas poderes mágicos, al estilo doctor Strange. Sobre todo porque las ilusiones imposibles no pasan del pensamiento. Por ejemplo, yo puedo tener la ilusión de ser la primera humana que pise Plutón. Bonita ilusión, pero su recorrido es muy corto, un suspiro y a otra cosa. Me refiero a ilusiones con más fuerza, con más posibilidades de cumplirse. A lo mejor no llego a Plutón, pero puedo tener la ilusión de hacer un viaje conduciendo yo al Monte Saint Michel, hacer el Camino de Santiago de nuevo o recorrer las calles de Kioto. Puede que no sepa cuándo lo haré, ni cómo. Eso no quita para que sea una ilusión que puede llevarme a emprender otros pasos para conseguir hacerlo. Si tienes clara la meta, el camino hasta ella aparecerá, como las baldosas amarillas del Mago de Oz. El tema una vez más no es el cómo sino hacia dónde te diriges. Te ilusionas, tienes esperanza, confías y actúas. Ahí tienes las cuatro patas. Ilusión, Esperanza, Confianza, Acción. Porque si no actúas, la ilusión se apaga. Quizá ese sea el mejor deseo de año nuevo, más allá del clásico «te deseo salud, luz, amor, paz…» ¿Qué es lo que deseas? Algo que te ilusione, que te de esperanza (si es bueno para ti y para los demás, mejor que mejor, que mantengas la confianza aunque tengas que retocar muchas veces el plan y que actúes. No es solo desearlo y visualizarlo, como si con un chasquido lo obtuvieras todo. Tú creas tu buena suerte. Ese requiere preparación y oportunidad. Es decir estar en el momento adecuado con los conocimientos adecuados. El momento no depende de tí, pero la preparación, tener esa ilusión, sí. Es algo que va más allá del curriculum vitae, se trata de actitud. Lo dicho, te encontrarás a los dos grupos, el que te anima y el que te quita las ganas. Mi consejo, si me lo permites, es que pases de ambos. El que te anima, te puede acompañar, pero no anda por ti. Y el que te desanima, es fácil hablar de los demás desde el balcón. Si sabes hacerlo tan bien, baja a la calle y ponte a trabajar, majete. Juzgar las acciones de los demás desde el sofá, es muy fácil.
Si la ilusión se desinfla, puede que no tuviera más recorrido. De eso sabemos bastante los escritores. Tienes una idea y cuando empiezas a desarrollarla, ves que no es goma para estirar. Estaba bien, pero no pasa de 500 palabras. No pasa nada. Mientras las plasmabas en el folio en blanco has disfrutado de ese momento, si no da para más, pues a otra cosa. Quien sabe, lo mismo no da para una novela, pero sí para un capítulo o una escena de otra. Claro que estoy tratando proyectos personales, y claro que se puede llevar a las relaciones personales. ¿Qué ocurre si no se mantiene o se hace crecer la ilusión por una pareja? ¿Acaso no es un proyecto, vital, pero proyecto que se construye? Si tu relación no te ilusiona, no creo que se mantenga en el tiempo. A lo mejor es lo que requerías para llegar a otro nivel. Porque mientras estemos en esta vida, todo tiene su principio y su final. Por eso es importante no apegarte a las cosas, ni a las personas. Agradece el tiempo compartido, las experiencias vividas, pero no te detengas, no te estanques. ¿Se puede recuperar la ilusión? Depende de tí. Hay que saber rendirse como hay que saber cuándo se requiere una mayor apuesta. El cinturón negro es un cinturón blanco que no abandonó. Hay un momento en cualquier carrera en que te planteas seguir o parar. En ese momento descubres quién eres, la fortaleza de tus convicciones y de tus decisiones. El cuerpo puede estar cansado, sin embargo la mente puede hacer que siga corriendo, sin rendirse.
Esta es mi pregunta de martes: ¿En qué proyecto/s te ilusionas? Busca tu propia respuesta, es la única que vale. Si te resuena y te atreves, te leo en comentarios. Y si piensas que requieres acompañamiento, escríbeme y vemos las posibilidades. Que pases una fantástica semana.
Deja una respuesta