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Martes, 6 de mayo de 2025. El pasado miércoles, 30 de abril, a las 10:00 a.m. se pusieron a la venta las entradas del Tour Aullidos de Fito y Fitipaldis. Todas las fechas y todas las ciudades en las que darán conciertos en España. Por una serie de cuestiones técnicas, no pude entrar en la página hasta las 10:05. En ese momento tenía 842 personas delante de mi en la cola de espera para comprar. A las 10:30 ya las había adquirido para uno de los conciertos que darán en diciembre en Madrid. Conciertos para una gira cuyo disco aun no ha sido publicado, no ha salido a la venta. Por lo que comentó el propio Fito en las redes sociales, se vendieron 150.000 entradas en dos horas. Tanto en Bilbao como en Madrid se agotaron y tuvieron que poner dos fechas nuevas, en mayo de 2026 en las dos ciudades. Supongo que a estas alturas, también se habrán agotado. El quedarse sin entradas ocasionó que las ciudades más cercanas a Bilbao también se agotaran. Ya he vivido la experiencia de hacer una escapada a otra ciudad porque me había quedado sin entradas para un concierto. Cualquier excusa es buena para moverse. Algo me dice que, en el caso de Fito y Fitipaldis, si en vez de cuatro conciertos, hicieran seis en Bilbao y Madrid, colgarían el cartel de «Todo vendido«. Por cierto, no son locales pequeños, al menos no en Madrid, donde tocarán en el Movistar Arena, el antiguo Palacio de los Deportes, que tiene una capacidad que supera las 17.300 personas en conciertos. ¡Ah! Las entradas, al ser en sitio oficial, estaban bien de precio, teniendo en cuenta todo lo que ofrece un concierto así. Lo siento por quienes las adquieran en reventa. A las dos horas ya las ofrecían por el doble del valor de compra. Ojalá algún día la industria musical acabe con esa lacra, aunque sean páginas que salen patrocinadas en google, algo que no deja de sorprenderme, porque es un fraude para el consumidor. También por eso había prisa por adquirirlas cuanto antes.

¿Qué tienen Fito y Fitipaldis?

Lo que voy a decir a continuación es, una vez más, mi opinión personal. Puedes estar de acuerdo o no, quiero que quede claro. Fito tiene autenticidad. Las letras de las canciones son poesía pura, muy lejos de las rimas fáciles de otro tipo de música como el reggaeton o como se escriba. Se le entiende cuando canta, con su propia voz, quizá no llega a notas altísimas, pero no lo necesita para nada. La música no es enlatada, los solos de guitarra y saxofón son impresionantes. Suena igual en disco que en directo. Nada de autotune. No le hace falta. Y el directo es sencillamente brutal, no necesita un montaje que adorne o desvíe la atención de lo esencial que es la música. Todavía recuerdo verle tocar en acústico «Rojitas las orejas«. Y se me pone la piel de gallina. En el último concierto que fui de ellos, estuve en pista más de dos horas y media, no podía moverme a los lados, por la cantidad de gente que había, hubo un momento en que ya no sentía las piernas de dolor, pero salí de allí con un subidón de energía como pocas veces. También salí afónica, todo sea dicho. Lo reconozco, estoy escribiendo más lento de lo normal porque mientras lo hago estoy escuchándolo y la cabeza se me va a los momentos vividos. Su música me ha acompañado en muchas horas frente al teclado. Cuando las palabras no salen y la página en blanco pesa más de lo que me gustaría reconocer, tiene una canción que me da el empujón para ir más allá del nada que decir que impone mi mente. Tengo más de un capítulo escrito con su hilo musical de fondo. Hay escritores de whisky y cigarro, yo soy más de música, de guitarreo y penumbra. También es uno de los habituales en los altavoces del coche. Es uno de los indispensables en las listas de viaje da igual que sea por España o en lugares tan alejados como Drumheller o Cabo Norte. Compañero de kilómetros físicos o psicológicos por delante, de momentos de soledad pacífica, de echar a volar la imaginación en la creación de líneas y el tejido de palabras. Palabras de tinta en papel o en la piel, más de una sesión de tatuaje nos ha acompañado, mi brazo derecho puede dar razón de ello. Por eso comprendo que, en cuanto anunció nueva gira, la gente, su público fiel de varias generaciones, se agolpara en la página web oficial para sumar una fecha más al calendario de momentos inolvidables. No hacía falta conocer las nuevas canciones. Su listón de calidad está muy alto y no defrauda con cada nuevo disco en los más de 25 años de carrera que llevan juntos. El concierto es el 30 de diciembre. No creo que haya una mejor forma de despedir el 2025, aunque el 31 no podamos movernos del sofá.

240 días

Eso es lo que queda para el concierto, desde hoy. 240 días. Pueden pasar muchas cosas, lo tengo claro. La vida, que cambia en un chasquido, puede cambiar por completo en ese tiempo. Sin embargo, si sigue la corriente que lleva, estaré en la pista del Movistar Arena para dejarme la voz y las suelas de los zapatos si hace falta en un concierto insuperable. Estoy segura que Fito y Fitipaldis, después de lo ocurrido con las entradas, de todo el cariño que han recibido y con el que se les espera, lo van a dar todo. Lo hacen en cada concierto, con cada disco. No me imagino lo que debieron sentir al ver las ganas que tiene el público de reencontrarse con ellos en el escenario. Va a ser único, especial y sí, estoy deseando que llegue ya. Si nunca les has visto en directo, no sabes lo que te pierdes. Su guitarra abre horizontes, una ventana al amanecer de la vida cotidiana bajo el cielo hermético.

Si te resuena y te atreves, te leo en comentarios. Que pases una fantástica semana.

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