A vueltas con Arcoíris de medianoche

Una de las cosas que más me gustan de haber publicado, son los comentarios de los lectores. Cuando son buenos producen un subidón de energía, y cuando no lo son tanto, me ayudan a aprender más, con lo cual los comentarios son siempre provechosos. Arcoíris de medianoche salió al mercado el 7 de noviembre de 2019. Una vez más siento la paradoja del tiempo. Parece que fue ayer y que hace mucho que ocurrió. Quien le ha dado la oportunidad, se sorprende. ¿Por qué? Porque atrapa, es una lectura que fluye. Por si había dudas, sí, es algo que está pensado, requetepensado y provocado. Detrás de sus páginas hay un trabajo increible, no solo mío, sino de personas que me han ayudado a hacerlo así. Y, la segunda sorpresa que suele producir se resume en una frase: «No sabía que escribías así«. Nunca sé qué contestar cuando me la dicen. Porque la respuesta que me sale de forma intuitiva es por así decirlo, un poco borde. Así que, la mayoría de las veces, el silencio con una sonrisa es la mejor de mis respuestas. Son pocas las personas que me conocen y mi forma de escribir la conocen menos todavía.

Todos llevamos máscaras

A veces vienen de fuera, a veces nos las ponemos nosotros para no sufrir. Es una forma de protegerse. Con Arcoíris, lo que tenía claro es que quería ser auténtica. No me van las florituras, las descripciones adornadas como el rococó, que despiertan admiración o regalan la oreja. No me va escribir bonito. No me gustan las palabras vacías. Rompe con mi honestidad como escritora. Lo interesante de mis textos no es el uso magistral de las palabras o de la gramática, sino las emociones que producen. ¡Ojo! Eso no significa que me traiga al pairo las reglas o que sean farragosos, insoportables. Intento hacerlo lo mejor posible, obvio. Pero no lo pienso. Mi cabeza no está en las reglas cuando me enfrento al folio o a la pantalla. Dejo fluir la historia intentando dar el mensaje de la formma más clara y entendible para quien lo lea. Escribo como camino. Un paso lleva a otro, sin pensar si estoy equilibrada, o los músculos que se mueven, o la tierra que piso. Y si algo me chirría, parto de la base, que no lo sé todo, que no soy perfecta y puedo tener dudas de cómo se escribe tal o cual palabra. Es normal, y hasta deseable. Porque cuando te confías, cuando das por hecho que no puedes hacer algo mejor, te detienes y en muchos casos, te pegas de bruces contra el muro. Y escribir es, ante todo, abrir las alas y surcar el cielo, dejarse llevar por el viento a otro plano de la realidad. Por eso buscamos sumergirnos en una historia e identificarnos con lo que le ocurre a los personajes. Es un ejercicio de salir fuera y volverse hacia dentro, reconocerse en las palabras de otro. Al menos es así cuando los libros desean dejar poso, algo más que aumentar la cuenta corriente de escritores y editoriales.

Para todos los públicos

Si la sorpresa es la primera puerta de Arcoíris, se abre para todos. Le han dado la oportunidad de su tiempo, de su dinero y de su mente, personas muy distintas, de oficios y circunstancias muy dispares. Puedo decir con cierto orgullo, que a todos les ha tocado, les ha hecho sentir algo. Algunos se quedaron con las ganas de conocer con sus propios ojos Sicilia, se han visto reflejados y han aprendido lecciones o asimilado partes de su pasado. Otros se han quedado en los personajes. Voy a detenerme en ellos. Una de las cosas que me gusta es que no hay antagonista, lo que se suele llamar el malvado. Es algo habitual en mis historias, propio de mi estilo. No me gusta ponerme en la piel del malo malísimo, que sólo está pensando en ponerle palos a la rueda del protagonista. En hacerle la vida imposible, vamos. Quizá porque no creo que haya malos absolutos, solo reacciones a unas circunstancias. Y eso no es un buenismo de algodón de azucar, ver todo de color de rosa. No. Simplemente creo que somos personas que a veces hacemos cosas buenas y otras no tanto. No creo que a nadie le guste hacer mal por mal. Hasta en eso, hay un miedo escondido, una herida no curada. Todos tenemos nuestras razones para hacer lo que hacemos. Aurora, Tommy, Alexei son personajes con su pasado, con sus ilusiones, con sus seguidores y detractores que se enfrentan al día a día lo mejor que saben, lo mejor que pueden. A los tres y a todos los que salen en la novela les tengo un cariño especial, es algo que no puedo negar. Han sido muchas horas de meterme en su cabeza, de sentir a través de su corazón. Es imposible no tenerles cariño. Y me resulta llamativo verlos desde los ojos de los lectores. Porque en los comentarios que me hacen, les descubro de forma diferente. Para mi, por ejemplo, Alexei es de una manera concreta y otros lo han denominado «es un moñas, un pagafantas«, a Tommy le ponen la etiqueta de «personaje varita«. Me gusta, porque tengo cariño a mis personajes, pero, ya no son sólo míos. Desde el momento que di a leer su historia, formaron parte de la vida de la gente. Son suyos también. Tan suyos que más de un lector me ha pedido la segunda parte del libro, porque sienten que tienen preguntas sin resolver. Quieren saber más de sus vidas, les sienten como amigos. Es una pasada, lo reconozco, me demuestra que he hecho bien mi trabajo. Es algo que me llena y me toca. ¿Habrá segunda parte? No me lo planteo, pero no cierro la puerta del todo. Quien sabe, la vida da muchas vueltas.

¿Merece la pena leer Arcoíris de medianoche?

Soy parte muy implicada, no lo niego. Que no tenga una gran editorial detrás no significa que no sea una buena novela. Lo es. Si preguntáis a quien la ha leído, os lo dirán. Está mal que yo lo diga, pero, es así. Quien sabe, a lo mejor en un momento como este, de estar en casa aburrido, sin nada más que hacer, te atreves a darle una oportunidad. Puedes comprarlo en Amazon y te lo llevan a casa. O descargarlo por digital. Si después de hacerlo, quieres contarme tus impresiones, aquí me tienes. Y si nos vemos en persona y lo tienes en papel, dímelo y te llevarás dos besos y una firma. No hice presentación del libro para darlo a conocer. No me arrepiento de ello, al menos no con este libro. No estaba preparada ni me sentía segura. Mi objetivo no es estar firmando ejemplares en una feria o en una tienda. Si algun día ocurre, espero vivirlo lo mejor que sepa, por supuesto. Más, mi objetivo desde siempre al contar historias, es transmitir mensajes y aportar algo, que las recuerden, si puede ser para bien. No me interesan las masas de lectores, sino de uno en uno. Lo que puedo aportarte de valor a tí. Si algun día llego a masas, estará bien ¡bienvenido sea! pero no quiero 10, 100 ó 1000 lectores. ¿Qué es lo que quiero? 1+1+1+1+1+1+1+1+1… llegar a muchos tocando el corazón de cada uno. Ése es mi objetivo. ¿Lo conseguiré? Trabajo cada día en ello, superando mis límites, aprendiendo de aquí y de allá, investigando, documentándome y formándome para dar lo mejor de mí en cada texto. Meteré la pata, me desanimaré a veces, conoceré cosas nuevas y dejaré en el camino otras… PERO… es que eso es vivir ¿no? Andar y levantarse tras caer. Esa es mi decisión y lo que hace que merezca la pena salir de mi zona de confort, de mi zona segura. Es el motivo por el que abro las alas y vuelo cada día buscando nuevas oportunidades. Como el fénix que renace de sus cenizas.

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