Es miércoles. Toca hablar de cine. Ya, ya sé que la película Kung Fu Panda no es precisamente un estreno. Pero, en estos días de cineforums improvisados en familia, sin duda será más de un hogar en el que se vea. Las aventuras de Po dan para muchos artículos, muchas reflexiones y muchas propuestas. Son tres películas y una serie de dibujos animados los que lo tienen de protagonista. Mi favorita, sin duda, la primera. Es a la que me voy a dedicar hoy. Me gusta verla de vez en cuando, me hace recordar. A veces con la excusa de tener al peque en casa, otras en soledad, para reírme de las ocurrencias del panda gordinflón. Espero que la hayas visto, y si no lo has hecho, que con mis palabras tengas ganas de vivir la experiencia en primera persona. Intentaré destriparla lo menos posible, aunque no sé si lo lograré.
¡No te rindas!
Es la primera lección de la película. Un panda gordinflón, que no tiene nivel de Kung Fu, se convierte de pronto en el poderoso Guerrero del Dragón. En Oriente, el dragón no es un adversario, sino un maestro. Eso es importante destacarlo. Alguien que no parece importante, llamado a una vida que pasaría desapercibida detrás de un mostrador de fideos, es llevado al palacio de Jade, a entrenar con el mejor maestro de toda China, quien lo rechaza en un principio. Porque no consigue ver el interior del héroe. Es todo un periplo heroico pero con una salvedad. El maestro tiene su propio rechazo de la llamada. Porque, de algun modo, todos somos aprendices y todos somos maestros. A veces, el aprendiz tiene que forzar al maestro, demostrar que quiere aprender. Para ello aguantará todo lo que le echen, desde entrenamientos que pondrán en peligro su integridad física a la no aceptación entre el grupo de alumnos. Se dice fácil ¿verdad? Vivirlo en primera persona es otra cosa. Cuando tienes un sueño, a veces hay que empeñarse mucho en ir a por él, con muchas personas a tu alrededor que te dirán que lo olvides, que no vales, que te dediques a otra cosa, que seas mucho más realista. Po tiene momentos en que no confía, peeeerooo no se rinde. Lucha por sus sueños, contra su propio cuerpo, contra sus compañeros y hasta contra su instructor (terminará siendo su maestro). Está llamado a hacer grandes cosas, duda pero no pierde el buen humor, hay algo en él que le dice ¡sigue!, ¡persigue tus sueños!, ¡no te rindas! Aun cuando nadie cree en tí. A veces hay que robarle el éxito a la vida, a base de mucho insistir, aunque te pegues con lo que aparentemente es un muro. En la mayoría de los casos, no lo es. Y cuando lo es, la vida te dará la sabiduría para superar los obstáculos.
Enfréntate al miedo
A veces miramos a las personas que han conseguido sus sueños, alcanzado la cima del éxito por ejemplo, y pensamos que han tenido suerte. Puede ser correcto. Pero hay algo más. ¡Ojo con el miedo! Es importante recordarlo porque a veces buscamos el camino más sencillo para no enfrentarnos a nuestro mayor miedo, y es ese camino lo que provoca que nos lo encontremos frente a frente. No es lo mismo enfrentar algo, que encontrarnos con algo. Cuando lo enfrentamos, estamos decididos a verlo, a ponernos en juego. Sin embargo, cuando nos lo encontramos, la mayoría de las veces nos sorprendemos y nos puede encontrar con la guardia baja. El maestro Shifu, al intentar protegerse de Tai Lung solicitando que se doblara su vigilancia, provoca que consiga escapar de la prisión. Por evitar un miedo, genera que se haga realidad, provoca una amenaza mucho mayor. Precipita los acontecimientos. Es en ese momento en que se prueba para Po y para Shifu. Los dos se sienten que no pueden con el reto, que no saben cómo llevarlo a cabo. Tienen miedo a fallar y que por ello los demás paguen las consecuencias. Los dos reaccionan a su estilo, Po buscando comida, Shifu meditando en soledad. Y en esa comida, está la oportunidad de sacar lo mejor del panda.
No existen los accidentes
Cada uno tenemos un camino hacia nuestro interior. Unos lo harán a través de la meditación, otros a través de los trabajos físicos, de la escritura o la reflexión. Lo importante es no cerrarse a una idea predeterminada. Es el momento más importante de la película. Cuando aparecen el maestro y el discípulo. A partir de ahí se dará un entrenamiento complejo, lleno de pruebas, adaptadas para conseguir el avance. Un proceso que enseñará y marcará tanto al aprendiz como al maestro. No elimina lo que es cada uno, sino que todo es aprovechado, lo que parecen problemas o soluciones dejan paso a un caminar para forjar algo mejor. Es cada paso dado el que marca el camino. No es tanto el mapa como la capacidad de modificar la senda por la brújula. Sé que puede sonar muy filosófico, pero, es muy real. No se trata de hacer el camino más transitado, sino el que más puede potenciar nuestros talentos, aunque nos toque remar a contracorriente. Porque no existen los accidentes, todo es para nuestro provecho, nuestro aprendizaje. Lo que vemos como obstáculos, pueden ser valiosos regalos. Y al revés. Todo depende de cómo lo afrontemos.
No hay ingrediente secreto
En el momento de la gran prueba, vuelve a aparecer el miedo y la desilusión. Lo que parece una varita mágica que solucione todos los problemas, el ingrediente secreto se revela vacío. ¿Te cuento un secreto? No hay ingrediente secreto. ¡De verdad! No hay ningun ingrediente secreto, es confianza en tí mismo, tener fe. Fe en tu propósito vital, en lo que vas descubriendo de tu camino, donde esos obstáculos, más que impedimentos, son trampolín para llegar a tu máximo. Fe en lo que hay en tu interior, en aquello que da razón a tu existencia. Todos lo tenemos. Todos somos especiales para algo, o para alguien. Todos tenemos algo que aportar. Y el mundo cambia, si nosotros cambiamos. Po tenía todo lo que necesitaba, tenía todas las herramientas en su interior, sólo necesitaba descubrirlo. Cuando lo hace, todo cambia, descubre el poder de visualizar sus objetivos, descubre el motivo por el cual se ha entrenado, descubre su momento y lo aprovecha. Descubre al dragón en su interior, se transforma, aun sin que nada cambie en el exterior. cambia el modo de ver las cosas. Y ese cambio llevará la paz a todos los que le rodean, además de a si mismo. Ya no es uno más, un panda gordinflón es él, el panda gordinflón. Podemos dar mucho más de nosotros mismos, podemos cambiar las situaciones que no son ni buenas ni malas, son oportunidades de crecimiento. ¿Lo intentamos?