Los espacios en blanco de los escritores

IMG_9697 (4)Vivimos en un ritmo frenético donde parece que sio no tenemos mil cosas por hacer, 1000 mensajes a los que responder o 1000 lugares a donde ir, estamos sin hacer nada, desperdiciamos el tiempo. Nada más lejos de la realidad. Sólo cuando nos paramos nos damos cuenta del valor de estar presente en cada momento y de parar de verdad. Cerrar los ojos, respirar y dejar pasar el tiempo. La mente intentará una y otra vez sacarnos de ese estado de serenidad, tan necesario para poder afrontar el momento, el día, la vida. Serenidad. Posponer unos pensamientos para más adelante. ¿Por qué son necesarios esos momentos en blanco, supuestamente sin hacer nada? Porque son los que dotan de coherencia a nuestras actividades. Así de claro. Es como los espacios en blanco entre palabras. Si no dejamos huecos entre lo que escribimos sería imposible entender el galimatías, respirar en las líneas, comunicar y expresarnos. Esa es la importancia de los espacios en blanco para los escritores. Respiramos en ellos. Nos detenemos. Somos conscientes y podemos seguir los diferentes planteamientos del discurso. Son importantes, básicos, aún sin que les prestemos atención en la mayoría de los casos. Los tenemos tan asumidos, que a veces ni los vemos, por mucho que los necesitemos.

Tiempo para tí

En este mundo estamos tan acostumbrados a hacer, hacer, hacer, que no valoramos lo que hemos conseguido. O si lo hacemos, es poco. Un ejemplo. En noviembre del 2019 publiqué Arcoíris de medianoche. Una novela que lleva aparejada un trabajo muy intenso y por qué no decir muy potente, de preescritura, de escritura en si misma y de revisión. Pues bien, no le había dado al botón de publicar y ya estaba con otro proyecto, La Oportunidad del Fénix. ¿Cuándo disfrutas, Cris? Escribiendo disfruto, por supuesto; pero no tuve ni un minuto para analizar la experiencia. Se había acabado y había pasado a otra cosa. Entré en una dinámica de resultados, que si no sé cuantas palabras diarias, que si ventas, que si tal que si cual… ¿Y mi espacio en blanco? Ese momento, o ese día en que desconectas todo, te vas a dar un paseo, al cine o simplemente te tumbas en el sofá. La mayoría de las veces, esa mal llamada inactividad hace que la mente se ponga frenética de actividad. O lo que es lo mismo, te pases media hora repitiéndote, «tengo que relajarme» y cuanto más lo repites, más tensión tienes. Haces justo lo contrario de lo que necesitas. Lo curioso de todo esto es que la propia naturaleza o la vida nos muestra en cada momento la necesidad de esos huecos. En la respiración, en los espacios en blanco de los escritores. Intentamos llenar de sentido nuestros días, cuando ya lo tienen en sí mismos. Se trata de observar, de ser testigos con una actitud diferente. Y el tiempo se ralentiza cuando le dotamos de ese sentido. Al sumergirnos en la ola, de forma consciente, podemos mirar dónde salir para respirar. Y puede que hagas más cosas, que te cunda más el tiempo precisamente porque te has tomado esos momentos de quietud.

Cuestión de actitud

Ahí está el secreto. Lo que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso. La actitud. Es independiente del resultado. ¿A qué me refiero? A cómo nos enfrentamos a los retos de la vida. ¿Aceptamos los espacios llenos y los espacios en blanco? ¿O nos resistimos? El lunes es un día más. Lo hemos nombrado, algunos hasta los hacen culpables de problemas, tensión y dificultades. ¿Seguro? Es un día como cualquier otro. ¿Quién hace que sea malo? Tu actitud, nada más. ¿A principios de año hya que hacer propósitos, examinarnos…? ¿Para qué? Si no cambia tu actitud, ¿qué va a cambiar del 31 de diciembre al 1 de enero? Es un día, una medida arbitraria de contar el tiempo, un invento para diferenciar momentos. Nada más. El momento es hoy, el presente, el ahora. Tan importante es trabajar como descansar. Si lo prefieres, piensa que es cambiar de actividad. Eso hará que cambies el piloto automático por ser consciente de lo que haces. Y es importante hacerlo. Porque en las distracciones está el problema. Demasiada concentración puede ponernos en tensión y agobiarnos, crear ansiedad hasta el error. Piensa en conducir. Piensa en cualquier deporte que practiques. En cualquier actividad. Si te relajas demasiado, si das por hecho que sabes hacerlo, fallarás y ese descuido puede tener nefastas consecuencias. Y en el extremo contrario. Si estás demasiado concentrado, demasiado tenso, los músculos se agarrotan y cometerás fallos. ¿Entonces? Actitud. Reconocerte, mirarte, dar lo mejor de tí mismo sabiendo que eres humano y no depende todo de tí mismo. Tómate tu tiempo. Si no lo haces tú, alguien lo hará por ti y dejarás de tenerlo. Para trabajar la actitud están los espacios en blanco, los momentos en donde evalúas la dirección por dónde vas, la tensión corporal y recuperas fuerzas. La actitud y los espacios en blanco están unidos. Y sólo respondes ante ti, así que no seas un inquisidor que te condena por lo que te falta o por lo malo, sino más bien un observador. ¿Voy bien por aquí? ¿Sí? ¿No? Sólo tú puedes responder. Sin juicios. Observando lo que falta y lo que llevas hecho. Haz silencio en tu interior, no se trata de vacío. Mira que digo espacios en blanco, no espacios vacíos. Porque hay cosas en ellos, aunque no se vean. Míralos y disfrútalos. Son pequeños regalos en tu día a día. Son necesarios y merecen la pena. Sé consciente de ellos, no porque lo diga yo, sino porque eres el protagonista de tu vida. Observa todo lo que cambia cuando cambias de actitud, de enfrentamiento a aceptar, de conquista a ser testigo desde la distancia. Eres tu mejor guía, tu mejor entrenador, sólo respondes ante ti. Disfruta de tus espacios en blanco. La acción les da sentido y ellos a la acción. Se complementan. Disfrútalos.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.