Mi llegada al mundo de las piedras se debió, una vez más, a la escritura. Para mi nuevo libro necesitaba objetos para anclar sensaciones, representaciones físicas de colores y tras darle vueltas, decidí que cada color acompañaría a mi protagonista a través de un mineral. La verdad es que me parecía algo muy sencillo, muy básico y… me equivoqué. Porque el mundo de los minerales es amplio, interesante y digno de estudio. Me documenté buscando por internet, leyendo blogs, e investigando a través de libros como La Biblia de los Cristales. Desde las propiedades físicas típicas de los silicatos hasta las que se les atribuyen, sorprende lo que una simple piedra puede esconder. Es apasionante y mucho más extenso, complejo de lo que puede parecer. Son algo más que pedruscos.
Hildegarda de Binguen
¿Cómo puede una creyente pensar que las piedras pueden influirnos?¡Eso es de paganos! A quien piense así, le recomiendo que conozca a Hildegarda de Binguen. Perdón, Santa Hildegarda de Binguen, doctora de la Iglesia proclamada por Benedicto XVI. Una mujer de armas tomar de la Baja Edad Media que recomendaba desde su convento de clausura (sí, era monja) una serie de piedras para mejorar en diferentes dolencias, igual que recomendaba hierbas medicinales. No eran ritos paganos, simplemente utilizaba sus conocimientos físicos para ayudar a los demás, como la medicina. Escribió sobre ello en el libro cuarto de Liber simplicis medicine o Physica, Piedras. Gracias a ella conocí las propiedades del Berilo, el Sardónice, el Jaspe, la Amatista o la Magnetita. Pero ¿Eso funciona? Más de uno puede preguntárselo y ser reacio a creerlo. La verdad es que, a algunas personas sí y a otras no. No es poder de sugestión, las propiedades de las piedras afectan más o menos a las personas, así de simple. No se trata de dejar de ir al médico, no estoy diciendo eso. La ciencia actual permite curar enfermedades y trastornos. Los minerales no sustituyen a la ciencia, al contrario son una opción complementaria, sencilla e inocua. Si estás enfermo, ve al médico, haz caso al tratamiento que te recete y después, si quieres investiga las propiedades de tal o cual mineral que puede ayudarte (o no) a mejorar; pero no dejes el tratamiento. A veces sólo se trata de llevarlas encima en un colgante, pendientes o anillos. Pero también pueden llevarse sin tratar, para sostenerlas en la mano. Piedras, cristales que que a pesar de ser preciosas o semipreciosas no son difíciles de conseguir de forma asequible para los bolsillos. Algo que en mi documentarme para el libro era sumamente importante.
Ante todo naturalidad
Algo que sí que me parece importante destacar es que lo mejor es que sean piedras naturales. No lo sabía; pero en muchos casos o son resinas artificiales o bien son teñidas. Así se consigue vistosidad y una belleza interesante; pero artificial. Queda muy bien en bisutería; pero que nadie le pida los beneficios de las piedras naturales. Es un mundo en el que desgraciadamente también hay gente que intenta darte gato por liebre. Por ello es bueno si quieres comprar cristales, hacerlo en tiendas de minerales, donde puedes observarlos y ver si alguno te llama la atención, tiene algo especial, puede que no sepas lo que es; pero si te atrae, dale una oportunidad, quizá sea lo que necesites en tu vida, como una especie de señal. Es algo que lleva siglos usándose, y en el caso de Santa Hildegarda son conocimientos revelados en visiones místicas. Ella desconocía las tradiciones orientales o las ancestrales de Occidente, no se trata de magia, sino de sabiduría divina sobre la utilidad de las gemas. Lo dicho, ante todo que sean piedras naturales, no resinas artificiales coloreadas. Personalmente, cuando busco un cristal concreto, que me transmita o que sea el anclaje de una emoción, siempre termino en mis tiendas de confianza. Porque no puedo escribir sobre algo si no lo experimento. Gracias a ello he conocido a personas entendidas, que conocen bien el mundo de las piedras y que son de garantía. No creo en horóscopos ni en rituales mágicos; pero sí que puedo decir que los beneficios de los cristales están ahí. No se sabé por qué funcionan; pero a veces funcionan. No sustituyen, complementan. No está de más dar una oportunidad a lo natural, además de ser agradable y estético. Es como volver a la esencia, algo que se repite en la mayoría de las culturas del planeta, de Oriente a Occidente, sin tener trato entre ellas. ¿Casualidad? No lo sé, quizá eran capaces de ver señales que en la actualidad hemos olvidado. Capaces de mirar más allá de las apariencias. Capaces de dejarnos sorprender.