Lo reconozco, desde que apareció en la Academia de OT en 2001, me encanta David Bisbal. El almeriense tiene algo, quizá simpatía, sencillez o una forma de ser tan natural que me llamó la atención. Desde entonces me ha acompañado en buenos momentos y ha puesto banda sonora a mis días. Es mi música habitual cuando hago deporte, ya sea andar o nadar. Y ayer cumplí uno de esos sueños accesibles que todos tenemos, estuve en su concierto en Madrid. Aun estoy un poco afónica y si hoy publico más tarde de lo normal es por esa razón. Tenía las entradas desde hace meses, prácticamente desde que se anunció la fecha y reconozco que la espera mereció la pena, porque hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien, disfrutaba tanto y me olvidaba de todo lo que estaba fuera del WiZink Center. Abrió con Quién me iba a decir, y desde luego fue premonición de una noche memorable. Hizo un repaso de sus éxitos de sus 16 años de carrera y en las horas que duró, que se hicieron cortas, demostró que se ha ganado el sitio que ocupa en el universo musical. Sí, tuvo la gran oportunidad que le brindó ser un triunfito; pero la ha sabido aprovechar y desde luego que había talento y voz para triunfar.
Trabajo, esfuerzo y un pelín de suerte
Bisbal es un ejemplo de que los sueños hay que perseguirlos, con o sin apoyos. Porque si crees en tí, en tu sueño y eres tenaz, trabajas duro sin desánimo, puede que con un pelin de suerte tengas la oportunidad de llegar, de alcanzarlos. Y trabaja duro, no escuché ni un solo gallo, no paró encima de un escenario resbaladizo que hizo que directamente se quitara los zapatos para no caerse y disfrutó. Hizo disfrutar y disfrutó. Se nota que le gusta, le apasiona lo que hace y desprende energía, la contagia a un público muy variado en edad. Ayer había niños, adolescentes, jovenes y adultos. Hasta los que fueron acompañando a sus parejas acabaron entregándose al ritmo, con todo el Palacio en pie cantando a pleno pulmón hasta gritando GOL cuando las pantallas retransmitieron el gol de Iniesta en el mundial de Sudáfrica. Bisbal sedujo, se entregó y convenció. Compartió escenario con Luciano Pereyra y con Carlos Rivera. Porque quiso, porque no necesitaba ningun apoyo de artistas consagrados. Él ya brilla por si mismo. Pero se notaba que estaba en casa en el escenario, que era una fiesta y que quería vivirla con amigos. Puede que guste más o menos su estilo musical; pero lo tiene. Ya no es una copia de Luis Miguel o de Ricky Martin. Debajo de los rizos había una cabeza pensante más o menos bien amueblada, que sabía lo que quería y lo que podía ofrecer. Un artista que ha ido madurando con el tiempo. Tiene nombre propio, estilo propio y es reconocible. Aunque se nota que en esencia, más allá del exito sigue siendo natural. Algo que se agradece y que se valora. Es una estrella, sí; pero también persona, es él mismo. Me llamó la atención el montaje con las imágenes de las pantallas, sobre todo las escenas de Tadeo Jones 2, cuyo tema principal cantó y el toque futbolero enlazando con la actualidad del Mundial de Rusia 2018. En el inicio del concierto, cuando la gente estaba entrando, aparecía en las pantallas el spot de Sabores Almería. Se nota que es un buen embajador de su tierra y está orgulloso de haber nacido allí.
A partir de hoy
Es difícil que me olvide de ese concierto. Diría que casi estoy de resaca, desde que me he levantado sigo cantando sus canciones. Costará que cambie el chip. Fue como una recarga de pilas personal por lo que estaba viviendo en el concierto y por los recuerdos de momentos, lugares y personas. Ahora las escucho y si cierro los ojos puedo verle moviéndose de un lado a otro del escenario. Puede que haya sido el mejor concierto al que he asistido, en compañía por supuesto. Y repetiría, sin duda. Salí encantada, más cuando volvió a salir al escenario a regalarnos, Bulería, Ave María y Oye el Boom. Cerró el concierto con canciones marchosas, con energía, completando el círculo conectando con sus primeros éxitos actualizados. Se atrevió a hacer hasta sus pasos característicos de baile, salvo la patada al aire que eso era locura de juventud. Queda Bisbal para rato, sin duda. A partir de hoy llegarán más éxitos y más propuestas de ponerle melodía a los momentos cotidianos de la vida. Estaré esperando para ver con qué nos sorprende y espero tener la ocasión de volver a disfrutarlo en directo. Fantástico recuerdo el concierto de ayer. No me cansaré de repetirlo. Hoy le escucho con una sonrisa y pensando que soy afortunada de tener a alguien en mi vida a quien le podría dedicar su repertorio.
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