La importancia de un abrazo

Amistad nieve

Los detalles pequeños son los que calientan los corazones y los que más se echan en faltan

Debe ser por la nieve que cubre poco a poco la ventana de casa, la frialdad del ambiente o la ausencia de gente por la calle; pero hoy estaba pensando en lo importante que es la cercanía de un ser querido. Llevo unos días con lo que yo llamo bloqueo de escritora. No me sale nada. No es que no tenga ideas, sino que no consigo entrelazarlas, darlas forma a través de las palabras. Leo lo que escribo y no me convence, no dice lo que quiero decir, no comunica, no engancha… no, no no… lenguaje negativo y rutinario que deja indiferente. Es en estos momentos cuando se agradece el mensaje optimista de los que te rodean. No siempre son los que tienes más cerca, pues en los tiempos que corren, con la cercanía de las pantallas, sorprende que la fuerza puede venir de cualquier punto del globo terráqueo. Una palabra, un emoticono, una canción y parece que la bombilla se enciende, las fuerzas se recargan y surge la sonrisa. Es difícil de explicar. Me siento afortunada además porque cuando no surge espontáneamente que alguien te mande el gesto preciso en el momento en que lo necesitas, cuento con la confianza para poder decir lo que ocurre y que siempre haya respuesta. Soy afortunada porque, me temo que no todo el mundo sabe a quién acudir cuando tiene un bajón emocional. O puede hacerlo tras una larga lista de explicaciones. Cuando te encuentras con el desánimo, lo último que te apetece es explicar, sobre todo porque no siempre se tiene esa explicación. ¿Por qué nos sentimos mal? ¿Acaso importa? Es como si a alguien que se ha caído y se ha hecho una herida le preguntan ¿por qué se ha caído? Es absurdo. Ayúdame a levantarme y déjate de preguntas que no vienen al caso. Más acción y menos palabras.

Todos necesitamos un abrazo, ya sea virtual o físico, de vez en cuando. Alguien que esté contigo sin preguntas, que te haga sentir importante, querido, aceptado, sin condiciones, sin importar como eres, como estás, como te sientes. Lo que ocurre es que nos han vendido tantas veces que tenemos que conseguirlo todo por nuestras propias fuerzas que no sabemos mostrarnos débiles. Me pregunto cuántas batallas ganaron ellos solos los que nos vendieron esa idea de autosuficiencia. Porque no podemos hacer nada solos. Bueno, concreto, podemos, pero te cansas antes y aprendes menos. Si no recuerdo mal de mis estudios filosóficos, para que haya un «Yo» tiene que haber un «Tú». Nos entendemos y comprendemos en relación a otro, ya sea el mundo, las personas que nos rodean o la deidad. La mirada de otro te saca de ti mismo, te pone en relación y te sitúa en la realidad. Porque, corremos el riesgo a menudo de quedarnos mirando a nuestro ombligo o ver una magnitud de problemas, que se desvanecen en cuanto los miramos a través de otros ojos. No estoy restando importancia. Un detalle, por muy pequeño que sea, puede ser muy importante para una persona y una ridiculez para otra. No juzguemos a la ligera los problemas de los demás, sobre todo porque si para ellos son importantes pueden estar obcecados en ellos y no ver más allá. Y todos tenemos experiencia de lo que es tener un problema y no poder dejar de pensar en ello. Como el ejemplo de los accidentes con los árboles. Si fijas la vista en el árbol, al final te darás con él, porque no ves otras posibilidades.

¿Qué es más importante, tener una legión de conocidos o unos pocos amigos que están a las duras y a las maduras? Lo tengo claro prefiero la calidad a la cantidad. Eso no significa estar cerrado a nuevas oportunidades. He vivido la ausencia de los que juraron estar cerca siempre… y sin embargo he visto también que alguien a quien no conocía en persona estaba a mi lado, incondicionalmente, dando su tiempo, su energía, su alma a través de una pantalla. ¿Puedes llamar a eso amistad? No sé los demás, pero yo sí que les llamo amistad, y además de la buena, de la que no olvidas por mucho que pase el tiempo. Quizá no se llama, no sales los fines de semana; pero están ahí. Y te abrazan con su presencia en la distancia. No se puede explicar; pero conectas. Y cuando te ves en persona quizá te cortes más, porque la comunicación no verbal es complicada más cuando te desarmas ante el otro. Aunque, una mirada lo diga todo. No serán más que los que puedas contar con los dedos de una mano, y aun con la conexión, hay que ir forjándola poco a poco. Pero merece la pena. Dure lo que dure. Confianza y amistad. Estar juntos, aunque no te veas. Por supuesto que si a eso le añades un abrazo de la persona que amas, que aun sin fuerzas y cansado, se olvida y hace que te olvides de todo… pues el día cambia por mucho que haya sido gris y agobiante.

Como podéis ver, mi bloqueo está más presente y hace que me explique con cierta complicación. Hago caso a Pablo Picasso cuando decía que la inspiración existe pero tiene que encontrarte trabajando y aunque me cuesta, sigo intentándolo. Sólo decir:

Gracias por tu abrazo. Gracias por estar conmigo.

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