El viernes 17 participé en el evento Batalla Friki. Aunque más de uno al oírlo me imaginó con una armadura asaltando la alcazaba de Málaga, nada más lejos. Batalla Friki es una iniciativa para poder hacer una comparativa de forma amena y profesional de los gestores de contenidos WordPress, Joomla y Drupal. La verdad es que fue toda una experiencia. En algunos momentos los ponentes me dejarón muy claro mis carencias a nivel de programación. No soy técnica, lo mío es escribir lo mejor que sé y cuando hablaban de CSS, CMS, HTML, PHP y cosas así, mi cabeza se perdía. Pero, reconozco que el hecho de ver pantallas de ordenador, de ese carácter práctico, sencillo y directo tanto de las preguntas como de las respuestas se agradece. En el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, la sede del seminario se respiraban nuevas ideas, ganas de aprender y de aportar. Es curioso, porque en las noticias nacionales últimamente Andalucía sólo sale por escándalos de malversación de fondos públicos, chanchullos políticos y sindicales, malos datos económicos… y no es sólo la realidad que se vive. Sí, hay crisis y les está afectando mucho; pero también hay personas que están luchando por sus sueños, por ofrecer con la mayor calidad posible, ideas, iniciativas y productos de los que pueden sentirse bien orgullosos. Las dos caras de la realidad que a veces no vemos por estar tan centrados en lo malo.
Viaje con nosotros
Llegué pronto a la estación de Puerta de Atocha. Por una vez decidí que era más cómodo, ágil y barato ir en tren que en coche. En dos horas y media podía estar en Málaga sin la tensión de la conducción. Fue una de esas decisiones que tomas y sabes que es lo correcto. Con posibilidad de carga de los aparatos electrónicos, me acomodé en mi asiento dispuesta a disfrutar de mi primer viaje en Ave. No se parece en nada a mis antiguos viajes en «el rápido» que se paraba en todos los pueblos y que hacía que un viaje Madrid-Valencia durara casi todo el día. Amenazaba lluvia, riesgo de tormentas. Aunque dije a más de uno que «a día gris, paraguas de colores«, lo cierto es que me lo dejé en casa. Y no lo necesité en demasía, sólo cayeron cuatro gotas mientras estaba en la calle, la tromba me pilló o bien en el seminario o bien en el hotel.
Un trayecto sin contratiempos y por fin llegaba a Málaga. Me gustan las ciudades costeras, aunque no percibí en el aire la salinidad. Primer viaje en el Ave y primer viaje a Málaga. La provincia que más conozco de Andalucía es Almería. Curiosidades de mi vida, pues suele ser la más desconocida. Soy friki, lo tengo más que asumido. Y más teniendo la batalla como motivo principal para descubrir una nueva ciudad.
¡Batalla!
Podría hablar mucho del evento, de pluggings, módulos, extensiones… De los tres gestores, el que más conozco es WordPress. Casi todos mis blogs están en WP y con las pinceladas de la batalla, descubrí nuevas utilidades y herramientas para mejorar. Por supuesto que por mucho que mejores el continente, como el contenido no tenga calidad, no conseguirás nada. Saqué la clara conclusión de que las cosas hay que hacerlas bien, con cariño y con tiempo. Las herramientas pueden ser gratuitas; pero todo lleva su tiempo y eso vale mucho. Hacer las cosas bien y ofrecer calidad, es la mejor labor de SEO que puedes hacer. Y, teniendo muy claro que no hay inmediatez. La idea de Fast Food, no funciona en contenidos digitales. Medir acciones, cuidar detalles, contenido de calidad, por usar una comparativa bélica decir que «Zamora no se ganó en una hora» y un blog tampoco. Usar la cabeza, tener estrategias de contenido es fundamental cuando se usan esos gestores de forma profesional. Si un blog necesita 4 herramientas, no meter 17 porque tarda más en cargar y resulta menos útil y más trabajoso de mantener. Calidad vs Cantidad una vez más.
Tras 5 horas, con un breve descanso que utilicé para registrarme en el hotel, salí del CAC con muchas ideas que bullían en la cabeza haciendo que hasta doliera. El hotel, práctico, funcional, de la cadena NH. Gente amable, cercana, que facilita las cosas. Puede que sea su trabajo, pero se nota cuando se hace algo con una sonrisa y poniendo todo el empeño. Llegué a la habitación y escuché redoble de tambores. Ensayos de una parroquia cercana para semana santa. Tiene que ser todo un espectáculo y la verdad es que aunque era ruidoso, no me molestaba, le daba un aire diferente a la hora de ponerme ante el teclado. Dejé el networking para otra ocasión, porque estaba más cansada de lo que esperaba. ¿Hay palabra española para no usar el anglicismo? No lo sé, ahora mismo no caigo. Quizá, ir de copas con colegas de profesión. No tengo muy claro que sea lo más correcto.
Perderse para encontrarse
Tras un sueño reparador, un baño relajante y un café, salí del hotel dispuesta a perderme por Málaga para cogerle el pulso a la ciudad. La temperatura era muy agradable y con la ventaja de no tener que ponerme de acuerdo con nadie en qué visitar, me hice un pequeño plan de imprescindibles. Mi idea inicial era subir al castillo de Gibralfaro, bajar paseando a la Alcazaba y de ahí visitar el teatro romano, el centro, la calle Larios y un par de cosas más. Mi turismo sólo era la mañana del sábado y teniendo claro que la próxima escapada al sur en familia sería a esta ciudad que empezaba a recorrer. El primer autobus a Gibralfaro era el de las 11:00. Me quedaba una hora y media, así que aproveché para pasear por la Alameda y ver la catedral.
Una imagen vale más que mil palabras. 5 euros la visita, quizá un poco caro para mi gusto, aunque claro, si lo comparo con precios franceses para subir a algun castillo, por no decir 4 piedras, puede que hasta sea barato. Me gustó, salvo la capilla del Sagrario que para mi gusto era demasiada barroca. No puedo evitarlo, para gustos los colores, prefiero la pureza de lineas románicas que la sobrecarga de detalles de estilos posteriores. Mi humor seguía mejorando por momentos y eso que me había levantado contenta y con ganas. Las nubes dejaban paso a un cielo azul y a la sensación de que sobraba el forro polar. Tras la alameda, me acerqué un poco al puerto, siempre pendiente de la hora. No puedo evitarlo. Me encanta el mar, me relaja, me recarga. Lo echo en falta cuando estoy en la meseta. La gente de las ciudades costeras no sabe lo que les envidio por tener acceso a la inmensidad azul. Tengo alma de marinera como cantaría Joan Manuel Serrat.
A las 11:00, con puntualidad casi inglesa, estaba cogiendo el autobús de línea nº 35 para subir a Gibralfaro. El cielo seguía abriéndose y los muros de la historia se mostraban ante mi con ganas de imaginar la vida de antaño. Si algo me queda claro es que sus habitantes eran más bajitos que yo y su vida bastante diferente a la mía. Intenté imaginarme a los defensores del castillo corriendo por los paseos de ronda, avisando de un próximo ataque, con cuidado de no tropezarse y dar de bruces con las piedras. Paseos de ronda estrechos que permiten una visión completa de la ciudad. Debieron ser tiempos interesantes. Batallas de moros y cristianos en la reconquista de los reyes católicos, con cañones, morteros y argucias en ambos bandos y de fondo una fortaleza impresionante e imponente. Si lo es ahora ¿cómo sería en aquella época?
Hice la foto del mar desde las alturas de Gibralfaro y con la opción del móvil, dejé constancia de mi presencia. No suelo hacerlo, pero tampoco hago turismo individual habitualmente. Hay que reinventarse y tener la capacidad de sorprender, ¿no?
– Mañana más –